La soledad en un mundo hiperconectado

A pesar de que las redes sociales permiten estar conectados con muchas personas a la vez y alejadas a miles y miles de kilómetros, un fenómeno incongruente e impensable emerge: la hiperconectividad enlaza con lo lejano y, muy a menudo, nos hacer ser indiferentes con lo que tenemos más cerca. La soledad en un mundo cada vez más conectado resulta una paradoja del siglo XXI por lo que seguir practicando las relaciones presenciales resuylta el antíodoto al sentimiento de soledad.

No es lo mismo estar solo que sentirse solo, y por esta razón, resulta esencial que a los niños, desde pequeños, se les enseñe que jugar sin compañía, ya que permite desarrollar la imaginación y recrear aventuras, sin la necesidad de depender del exterior. La importancia de enseñar a los niños a jugar solos, cuando la trasladamos a la soledad y como la viven los adultos, la pregunta de por qué da miedo la soledad viene respondida por una cuestión biológica pues se relaciona con la muerte, ya que la parte más primitiva de nuestro cerebro, la zona límbica involucrada con los instintos más primarios de las personas, ha heredado las vivencias de cuando vivíamos en las cavernas y ser expulsado de la tribu significaba no estar protegido, y en consecuencia, una muerte, en la mayoría de las veces, asegurada.

Aprender a estar solos es una cuestión de autoestima y dependencia emocional y, saber disfrutar de ello, puede convertirse en una agradable experiencia. No querer escucharnos puede tener relación con el miedo a enfrentarse a aquello que no nos gusta de nuestra vida; por esta razón, si es esta la situación que nos sucede, resulta clave empezar por pequeñas acciones intelectuales como leer o escuchar música. Relacionarse y sentirse importante para alguien, o para un grupo, es crucial para afianzarse como individuo, y de hecho somos seres sociales y debemos practicarlo, pero ello no es incompatible con ser capaces de estar sin nadie alrededor en determinados momentos. La soledad no es aislarse de los demás sino que puede resultar una agradable experiencia emocional. Asimismo, la soledad, en ocasiones, aparece de repente y sin buscarla cuando falta un ser querido y, este tipo de soledad sobrevenida es, tal vez, la más difícil de gestionar de forma emocional.

La desconexión está mal vista en esta época postmoderna, pero aprender a disfrutar de la sencillez, la naturaleza, las relaciones sociales sin tecnología que la propicie, es el primer paso para conectarse con uno mismo.