Leer etiquetas en lugar de contar calorías

Durante la época de vacaciones, si eres muy consciente de ello, no vas a transgredir de manera dramática tu forma de alimentarte; sin embargo, es habitual que cuando llega esta época nos liberamos en muchos sentidos y por lo que respecta a la comida nos dejamos llevar: cervecita fresca, helados y un cierto descontrol alimentario se apodera de nosotros.

Durante la época de vacaciones, si eres muy consciente de ello, no vas a transgredir de manera dramática tu forma de alimentarte; sin embargo, es habitual que cuando llega esta época nos liberamos en muchos sentidos y por lo que respecta a la comida nos dejamos llevar: cervecita fresca, helados y un cierto descontrol alimentario se apodera de nosotros.

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No hace falta que entres en pánico pero recuerda que la estética no lo es todo pero tu salud y bienestar mental sí. ¿Qué te parecería descubrir que una caloría no es siempre una caloría y que tu cuerpo reacciona de distinta forma dependiendo del origen de esta?Seguramente, tanto si eres hombre o mujer, cuando finalice el verano no te gustará lo que veas a través del espejo o la cifra que marque la báscula, pero pensarás, que durante otoño e invierno la ropa oculta todo aquello que parece no importarnos de nuestro cuerpo. 

¡Recapacita!

En el año 2009 se publicó un estudio (Scandinavian Journal of Clinical and Laboratory Investigation) en el que a lo largo de dos semanas se estudiaron dos grupos de control. Uno de los grupos tomó un aporte energético de caramelos, es decir, azúcar simple, y el segundo grupo tomó un aporte calórico idéntico en forma de frutos secos, es decir, grasas y proteínas. Al final del experimento, comprobaron que el primer grupo había incrementado el perímetro abdominal y aumentado los índices de colesterol y el segundo grupo había aumentado los niveles de su metabolismo basal (energía consumida por el organismo en reposo) y habían mantenido, de forma más o menos igual, el peso corporal del inicio. La conclusión es que el cuerpo reacciona de diferente modo frente al origen de las calorías. 

El hecho de contar calorías está resultando una estrategia cada menos útil para reducir talla, pues cabe valorar factores como el apetito, las hormonas o el aprovechamiento que realiza de forma individual cada organismo frente a los alimentos. Resulta de vital importancia también tener en cuenta los factores ambientales, culturales, sociológicos y psicológicos. El estrés, por ejemplo, es un factor que puede neutralizar cualquier posibilidad de reducir peso, provocando ansiedad a quien, aun realizando una dieta de forma adecuada, ve como no reduce peso. 

Otras variables a tener en cuenta que permiten alcanzar con éxito el seguimiento de una dieta de adelgazamiento pasan por la genética, siendo de especial relevancia el papel de la microbiota intestinal. Los millones de microorganismo que residen en nuestro intestino grueso contienen colonias que son capaces de “comer” parte de los antojos que nos damos, sin embargo, la microbiota es como una huella dactilar y cada uno de nosotros presenta una de particular. Solo que falten aquellas colonias de bacterias a las que les encanta alimentarse de dulces, estos irán a formar parte de nuestras reservas energéticas, en forma de grasa. 

Por tanto, como expertos en dietas, nuestro mensaje es que cabe dar importancia a la composición de la dieta y a los macronutrientes que integran a los alimentos (hidratos de carbono, proteínas y grasas), es decir, deben tenerse en cuenta más que las calorías en sí mismas. La combinación que se realiza de ellos y los factores individuales de cada uno favorecerán el objetivo marcado cuando se inicia una pauta para adelgazar. Y, desde luego, lo que está claro es que la realización de deporte adaptado a las condiciones de cada persona fulmina las calorías, pues el aumento del metabolismo basal es posible con la formación de masa muscular y esto pasa por realizar algún tipo de deporte de forma más o menos intensa.