¡Dar un soporte extra a tu sistema inmunitario!

Estrés; no dormir las horas suficientes y las que se duermen, no son reparadoras; dietas inadecuadas con alimentos que no nos nutren; falta de ejercicio físico; falta de contacto con la naturaleza; vivir en entornos contaminados….y una lista larga de situaciones que sabemos que nos hacen sentir mal. Sí, así de sencillo, no sentirnos bien resulta incómodo, resta bienestar mental, pero también físico. Nuestra salud se resiente y nuestro organismo no acaba de funcionar de forma adecuada, aunque al principio no lo apreciemos. Existen circunstancias que de forma marginal afectan levemente nuestra dinámica interna (hipertensión, colesterol elevado…), sin embargo, esta llevada al extremo acaba por producir interferencias en nuestra salud que pueden ser leves en un inicio pero que pueden conducir a problemáticas más severas después.

Si existe un sistema en nuestro cuerpo que se puede ver afectado de forma trascendental con lo anterior que hemos comentado es el sistema inmunitario. Todos, en estos tiempos que corren, estamos más al corriente de que el sistema inmunitario es nuestra barrera de protección frente al mundo exterior. Un sistema inmunitario en óptimas condiciones defensivas permitirá proteger a la persona de la invasión de microorganismos. No hace falta ser un experto en inmunología, ni tampoco saber los sofisticados mecanismos de funcionamiento de este maravilloso sistema de nuestro organismo, pero sí que cabe tener en cuenta que factores como los que hemos explicado al inicio producen una peor respuesta frente a la invasión de microorganismos patógenos.

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Revertir según cuáles circunstancias individuales, en ocasiones, resulta complicado. Confluyen variables y constantes, pero debemos reflexionar sobre aquellas variables que sí podemos variar. Puede ser complicado cambiar de lugar de trabajo; en el caso de tener niños pequeños, tal vez no podamos dormir las horas que nos gustarían y necesitamos; poder invertir tiempo para ir a la montaña, si se vive en una ciudad puede resultar complicado porque, por ejemplo, no se tiene el medio de transporte, pero…

¿Podemos mejorar la alimentación?

Por supuesto, los alimentos, las dietas las escogemos. Cuidar cómo nos alimentamos es nuestra elección y tal vez necesitemos algún profesional experto que nos ayude, pues ¡pidámosle ayuda!

En relación al sueño: ¿dormir, aunque sean pocas horas, pero de calidad? También puede estar en nuestras manos. Existen herramientas que nos pueden facilitar este aspecto: la coherencia cardíaca (1) , la meditación, la relajación, los sonidos binaurales (2)… en definitiva, podemos encontrar recursos para ello.

Realizar ejercicio físico es la teoría que todo el mundo sabe y pocos practican, pero sí!, realizar ejercicio físico de forma habitual y que forme parte de nuestra rutina es un protector para nuestra salud. No tan solo nuestro sistema inmunitario resultará beneficiado al realizar deporte adaptado a cada una de nuestras circunstancias, sino también el corazón, el cerebro, nuestros pulmones, e incluso, nuestro bienestar emocional.

Y si ¿pudiésemos dar soporte extra a nuestro sistema inmunitario, además de todo lo que hemos comentado con anterioridad? 

Pues estaríamos frente a la posibilidad de incorporar a nuestra dieta saludable, al  descanso reparador, al ejercicio habitual y a nuestra actitud positiva algunos complmentos nutricionales que pueden suponer un apoyo para nuestro sistema inmunitario. Existen micronutrientes que resultan esenciales para el sistema inmunitario. Por ejemplo, los ácidos grasos Omega 3 son esenciales para un óptimo estado de las membranas de todas las células de nuestro organismo. Y aunque no sepamos de inmunología demasiado, sí que tenemos claro que en las membranas de las células existen los receptores y los métodos de comunicación con el exterior de las mismas, es decir, los espacios extracelulares. La correcta "intercepción” de organismos patógenos depende de un correcto estado de dichos receptores ubicados en las membranas. Los ácidos grasos Omega 3 permiten una maleabilidad y adecuada conservación de dichas membranas y, en consecuencia, de los receptores. El magnesio es un mineral que facilita la comunicación intercelular, por ello, deficiencias en este mineral podrían dificultar la correcta comunicación intercelular y, por tanto, menguar la respuesta inmunitaria.

Otro micronutriente a tener en cuenta y, que durante largo tiempo no se le vinculaba con el sistema inmunitario es vitamina D3 (3), relegada a la salud ósea. Hoy se ha visto la estrecha relación entre determinadas patologías en las que el sistema inmunitario no ha respondido de forma adecuada y los niveles bajos de esta vitamina, que, ¡por cierto! cada vez más aparece en las analíticas sanguíneas con valores deficitarios en personas jóvenes. El tomar el sol o vivir en un país donde luce el sol (fuente natural de vitamina D3) no es una garantía de tener niveles correctos de esta vitamina 3. Esto por lo que respecta a micronutrientes de forma individual, pero cuando buscamos una respuesta más compleja y completa, podemos recurrir al fabuloso mundo de los hongos: la micoterapia. El uso de los hongos de forma terapéutica es ancestral, especialmente su uso avalado por la Medicina Tradicional China y los amplios estudios realizados en Japón. La combinación de hongos como el Cordyceps, Shiitake, Maitake, Reishii y el Hongo del Sol, en combinación con micronutrientes que refuerzan su acción protectora para el sistema inmunitario permiten reforzar su respuesta frente la invasión de microorganismos.

(1) https://institutodecoherencia.com/nuevo-libro-coherencia-cardiaca-instituto-heartmath/
(2) Binaural para Dormir para un Sueño Profundo y Relajación. Calmradio
(3) La vitamina D3 (colecalciferol) debe ser valorada a partir de análisis clínicos de sangre para
determinar la posibilidad, por parte de un médico especialista, si es necesario tomar un complmento
nutricional de la misma